Añadiendo  nanopartículas semiconductoras a los polímeros, el grupo de investigación “Materiales  + Tecnologías” (GMT) de la Escuela Universitaria Politécnica de la  UPV/EHU (Donostia-San Sebastián) ha creado materiales compuestos  nanoestructurados con propiedades ópticas y eléctricas específicas que varían  con el tamaño. Dichas propiedades permiten a los investigadores sintetizar  partículas del tamaño correspondiente a las propiedades deseadas, y, agregando  dichas partículas a los polímeros, dotar al producto final de una propiedad  concreta u otra.
En la  Escuela Universitaria Politécnica de Donostia-San Sebastián trabajan con  partículas que actúan como puntos cuánticos, concretamente con nanopartículas  compuestas de cadmio y selenio. Una de las características de los puntos  cuánticos es que las propiedades ópticas y eléctricas de la partícula varían  con el tamaño.
En el  caso de las partículas compuestas de cadmio y selenio, dicha variación ocurre  en nanopartículas inferiores a 10 nanómetros —un nanómetro es igual a la  millonésima parte de un milímetro—, y, “por tanto, no es lo mismo  tener una nanopartícula de 3 nanómetros o de 6 nanómetros”, explica  Haritz Etxeberria, investigador del departamento de Ingeniería Química y del  Medio Ambiente de la UPV/EHU y autor de la investigación. Ello permite  sintetizar nanopartículas con propiedades muy concretas, y, posteriormente,  introduciendo dichas nanopartículas en otros materiales, el investigador puede  preparar nuevos materiales compuestos con propiedades preseleccionadas.  “A las propiedades intrínsecas de los materiales básicos se les puede  añadir otras a través de las nanocargas: nanopartículas, nanoarcillas,  fibras… Finalmente, uniendo las propiedades de unos y otros, se obtienen  materiales con nuevas propiedades", dice Etxeberria.
Los  investigadores buscan en la optoelectrónica, en la biomedicina y en el campo de  los paneles solares las aplicaciones para las partículas que funcionan como  puntos cuánticos.
El  trabajo realizado por Etxeberria ha consistido en sintetizar nanopartículas  compuestas de cadmio y selenio, y, después, analizar métodos para insertar  dichas nanopartículas en un polímero. El principal reto suele ser,  precisamente, dispersar bien las nanopartículas en el polímero; si no se  consigue eso, el material compuesto no tendrá las propiedades que se le pueden  conferir a través de las nanopartículas. “Las nanopartículas, al ser tan  pequeñas, tienden a agregarse. Por tanto, se obtienen grandes aglomerados, que  aparecen mezclados en diferentes fases. Pero, al aumentar el tamaño, pierden  las propiedades que tienen como nanopartículas”, subraya Etxeberria.
En la  primera fase del trabajo de investigación, Etxeberria ha sintetizado  nanopartículas de seleniuro de cadmio de diferentes tamaños, y, teniendo en  cuenta la importancia que tiene el tamaño en las propiedades de la partícula,  ha analizado varios parámetros de síntesis, para optimizar la síntesis de las  nanopartículas y obtener nanopartículas de seleniuro de cadmio con el tamaño y  las propiedades deseadas.
En la  segunda fase, ha analizado metodologías para insertar y dispersar  nanopartículas de un tamaño concreto (de entre 3 y 4 nanómetros) en el  polímero. Para ello, ha trabajado con un copolímero de bloque compuesto de  poliestireno y polibutadieno. “Hemos utilizado copolímeros de bloque,  porque permiten obtener fases. Tienen ingredientes inmiscibles entre sí, pero,  al estar unidos unos a otros, crean unos ordenamientos de fase a nivel  nanométrico, y permiten agregar nanopartículas que tienen afinidad con una fase  u otra”, explica Etxeberria.
El  objetivo de Etxeberria ha sido dispersar las nanopartículas de seleniuro de  cadmio en la fase de poliestireno. Para ello, ha probado diferentes técnicas de  funcionalización. La funcionalización significa que a las nanopartículas se les  agregan en la superficie moléculas que las convertirán en miscibles con la fase  seleccionada, para que se dispersen bien en el polímero. Los mejores resultados  se han obtenido a través de la técnica grafting through. “Con la técnica  grafting through, las nanopartículas se colocan en el entorno donde tiene lugar  la polimerización del estireno. Así, el polímero crece a veces desde la  superficie de la nanopartícula, otras partículas quedan atrapadas entre las  cadenas de polímeros, y también se crea el polímero libre”, aclara  Etxeberria. El resultado es un material que tiene afinidad con el poliestireno,  que confiere una dispersión homogénea deseada al mezclarlo con el copolímero de  bloque.
Así lo  han demostrado las mediciones realizadas con el material compuesto creado: el  material compuesto tiene las mismas características ópticas y eléctricas que tenían  inicialmente las nanopartículas. En vista de los buenos resultados de la  técnica, Etxeberria está ahora trabajando con otros materiales, como la  celulosa.